Entrevista de Manuel Pedraz a Greta García sobre “Sólo quería bailar” (Tránsito)
Greta García empezó a escribir su primera novela como una especie de juego-reto a modo de desahogo personal y laboral. Y el resultado es una novela generacional, que retrata el difuso (desesperante para muchos) horizonte de la generación a la que se le prometió que con trabajo y esfuerzo podría alcanzar sus sueños (o al menos lograr vivir decentemente). El sueño de la Pili, la protagonista de su novela, es bailar, convertirse en bailarina. De hecho, malvive trabajando en una compañía de danza. Pero, como ella misma confiesa, la vida le ha ido dando una hostia tras otra, hasta que una gota “administrativa” colma el vaso de su vida precaria. Su incapacidad para resolver los trámites digitales para lograr una ayuda de la Administración, vital para su compañía de danza, le hace estallar con una protesta “contundente”, que acaba con ella en la cárcel. Ahí la encontramos al principio de este relato, cargado de sentido del humor, que roza en algunos momentos el tremendismo y que se lee tal y como se podría escuchar en las calles de Sevilla, de donde es la Pili, porque Greta García trascribe la expresión oral andaluza para contar esta historia tragicómica, que descubre algunas de las cuestiones inconfesables que esconde la enseñanza de la danza, la vida carcelaria o la maraña burocrático-administrativa que hay que manejar para sobrevivir en el precario mundillo de la cultura.
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