Entrevista de Manuel Pedraz a Alex Prada sobre “La parte blanda de la montaña” (Seix Barral)
Alex Prada cuenta dos historias paralelas que se desarrollan con más de 8000 años de diferencia. Ambas en un espacio muy especial, la península de Yamal, que se adentra en el Ártico en el noreste de Siberia, una parte del permafrost de Rusia en la que el deshielo provocado por el cambio climático ha generado un nuevo y lucrativo negocio: la venta del marfil de los Mamuts que están apareciendo por la subida de las temperaturas.
En ese espacio, en el que la Naturaleza es implacable, se desarrollan las dos historias que Alex Prada cuenta en “La parte blanda de la montaña”. Dos historias paralelas que tienen a ese animal mítico, el mamut, como referencia. Son dos viajes iniciáticos que tienen como protagonistas, por un lado, a Dira, una cazadora prehistórica que, en torno al año 6000 antes de Cristo, sale de su aldea buscando hacer realidad el mito del mamut, el animal gigantesco, tan grande como la montaña que tiene que atravesar, del que hablan los mayores de su tribu; y por otro lado, en los albores del siglo XXI, Khünbish, un perdedor en la Mongolia contemporánea, emprende el viaje a esa zona inhóspita de Rusia dándose una última oportunidad para cambiar su suerte, buscando fortuna entre los furtivos del marfil de los mamut en el permafrost. El viaje, que por momentos se convierte en una peregrinación, no exenta de dosis de misticismo, pone a prueba sus capacidades. La Naturaleza será el gran elemento contra el que deberán luchar, pero también sus congéneres los obligan a poner a prueba sus capacidades para la supervivencia.
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