Elvira Navarro: Las voces de Adriana

Entrevista de Manuel Pedraz a Elvira Navarro sobre “Las voces de Adriana” (Random House)
Adriana, la protagonista de la novela de Elvira Navarro, está en ese momento de la vida en el que los hijos se tienen que convertir en cuidadores de los padres. Han muerto su madre y sus abuelos y un ictus está a punto de llevarse a su padre, circunstancias familiares que la sitúan cara a cara ante la muerte. Y es en ese momento cuando, a partir de la memoria, del legado de sus antepasados, empieza a tomar conciencia de lo que es.
Elvira Navarro nos presenta a tres generaciones de mujeres, que tienen sus raíces en la España rural del siglo XX, con las que recorremos la educación y el rol de la mujer en la historia reciente de nuestro país. Esas mujeres de generaciones distintas son las voces (incluida la suya) a través de las que Adriana, como filósofa que es, se va planteando esas cuestiones trascendentales que surgen con más fuerza cuando tiene que asumir que se ha convertido en la cuidadora de su padre. Un padre adicto a las redes sociales y con un entusiasmos por las aplicaciones para buscar pareja inusual a su edad.
Elvira Navarro ha estructurado la novela en tres partes: el padre, la casa familiar y las voces (las de Adriana, pero sobre todo las su madre y su abuela, con las que entabla una especie de diálogo, en el que ellas se rebelan en algunos momentos contra su voz narradora.
La depositaria de la memoria familiar es la casa en la que su madre dejó a Adriana en su infancia, con su abuela, para ejercer sin ataduras su profesión de pediatra y disfrutar de la libertad que la crianza le complicaba. Esa casa del pueblo encierra los secretos y los silencios de la familia, que solo al final de la novela intuimos que pueden tener (en parte) su origen en un hecho de la Guerra Civil, del que Adriana solo ha oído hablar poco y en voz baja.
La memoria, cómo la vamos recomponiendo a través de realidades y ficciones, está presente en todo momento en “Las voces de Adriana”, como también los silencios que a ciertas alturas de la vida reclaman su voz.


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